Si me conoces, perfectamente sabes lo que constantemente menciono es que la maternidad no es blanco o negro. Por supuesto que la alimentación que elijas para tu bebé tampoco lo es.
Crecemos con el estigma de que puedes “amamantar” o puedes “dar fórmula” como que si simplemente es A o B. La realidad es, que es todo menos eso. Ambas opciones tienen su proceso, y un sin fin de variables. Por lo que antes de decidir una o la otra, primero te quiero invitar a que concientices sobre el tema.
En primer lugar, hablaremos de amamantar.
Nos dicen mucho que esta es la mejor opción. Ciertamente es la opción que decidí tomar con mi hijo. Sin embargo, no es que decides amamantar y todo automáticamente es color de rosa y eso te da una medalla de “la mejor mamá”. Esto tampoco significa que esta es la opción más rápida, o sencilla.
Segundo, quiero que sepas que amamantar es un trabajo a tiempo completo, es un trabajo que te drena física y mentalmente.
Dicen mucho que hay mujeres que no pueden amamantar, o que no producen suficiente leche. Si decides conscientemente que amamantar es algo que quieres realmente hacer, te recomiendo 100% trabajar con una consultora de lactancia que te ayude a lograr tus objetivos.
Por encima de lo que te diga tu ginecólogo, tu mamá o tu pediatra, la realidad es que estos no tienen la educación suficiente para abordar de manera efectiva temas relacionados a la lactancia materna. Por lo que una consultora de lactancia será tu mejor aliada en este proceso.
Tercero, que decidas amamantar no te hace superior a una mamá que da fórmula a su bebé.
La maternidad no se trata de quien lo hace mejor, de quien ofrece la mejor alimentación, o de que bebé está más gordito. Créeme que tendrás muchos momentos que te harán humilde y entenderás que no siempre tienes al toro agarrado por los cuernos.
Ahora, si decides dar fórmula…
¡No pasa nada! Alimentar con fórmula también conlleva una logística importante. Esto no te hace una mamá floja, una mamá menos preocupada o simplemente una mala mamá.
Ojo, no solo es uno o el otro. Puedes incluso combinar ambas opciones. Todo siempre va a depender de tu situación y tus circunstancias en específico.
Mi objetivo en este post es que seas consciente de que no hay opciones “buenas” o “malas”. Lo importante siempre es tratar de informarte lo más que puedas con personas profesionales en el área, y basado en ello, tomes la decisión que mejor se ajuste a tí, a tú bebé y a tus necesidades. Siempre tomando en cuenta de que cada experiencia es distinta, y única. Nunca mejor, o peor que la tuya… Simplemente diferente y todas por igual merecemos respeto.
Honestamente, me vas a encontrar hablando mucho más de amamantar ya que es el camino que yo recorrí y quiero compartirte los altos y bajos que he vivido.
Nuevamente, siempre toma en cuenta que cada experiencia es única y que no debemos juzgar las decisiones ajenas. Tratemos siempre de enfocarnos en nosotras, nuestros hijos y nuestro propio proceso más que estar constantemente mirando a los lados y juzgar lo que vemos.
Muchas gracias por llegar hasta aquí.